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jueves, 16 de diciembre de 2010

Johnn "Coco" Lennon. In memoriam















El 8 de Diciembre, Iván encontró un pájaro en el jardín del edificio. El pichón no podía volar y buscaba refugio entre nuestras piernas. Para asombro de Ivanchu y del mío también ( los que me conocen saben que soy lo menos bichera que existe sobre este bendito planeta), cuando me consultó si podíamos llevarlo a casa, yo le contesté que sí. Enseguida lo bautizamos con el nombre de Johnn Lennon (obviamente en honor al genial por siempre Beatle, y por ser ésa la fecha en que se conmemora su muerte). Además, mi hijo, mi pichoncito, decidió agregarle el nombre de "Coco", porque así se llamaba el pajarito de su amigo Ezequiel, y le parecía que también era una forma de recordar a esa mascota.

Esperando que llegara Toto, sentados los dos en una de las escalinatas del amplio jardín, empezamos a fantasear dónde íbamos a poner la jaulita de Jhonn para que Michy, nuestra gatita, no lo alcanzara; dónde íbamos a ir a comprar alimento para pajaritos...¡justo un 8 de diciembre, día feriado!; y otras cuestiones organizativas de ese estilo.

Sin embargo, cuando Toto llegó la realidad nos hizo despertar. Mirando a Jhonn, nos advirtió que estaba enfermo y que pronto iba a morirse, por eso no podía volar.

- ¿No tiene cura? - preguntó Iván angustiado.

El "no" rotundo de Toto me obligó a mí a repensar mi decisión.

- No vamos a llevarlo a casa. No quiero verlo morir. - dije absolutamente convencida, ignorando todas las argumentaciones de Iván.

Finalmente, entre resignado y compungido, él dejó al pajarito entre unas plantas, para protegerlo del sol y de algún animal que pudiera lastimarlo. Aún más.

Al día siguiente, cuando llegó de la escuela, me llamó llorando.

- Jhonn murió - dijo con un hilo de voz, apenas imperceptible y entre sollozos agregó -¡no quiero que lo coman las hormigas, mamá!.

- ¿Y qué querés hacer? - le pregunté tratando de que mi propia angustia no tuviera cabida, al menos no frente a él.

- Quiero enterrarlo.

- Está bien, cuando llegue a casa lo hago.

- No, yo quiero enterrarlo - repitió Iván.

Todo el viaje hasta casa me pregunté qué simbolizaba ese pájarito para mí. ¿Por qué me sentía tan triste por su muerte?. ¿A cuántos otros muertos míos representaba?.

Llegué a casa, toqué el portero eléctrico y le dije a Iván que bajara con el par de guantes que yo uso para lavar los platos, una bolsa y una cuchara. Todavía me sentía confundida y me preparaba para lo que iba a venir.

Iván bajó. Caminó tranquilo hasta el punto donde estaba Johnn.

Nuevamente le pregunté si quería quie yo lo hiciera. Yo soy torpe y no es un trabajo que deseaba realizar en verdad, pero trataba de mostrarme segura, fuerte, y - sobre todo - solidaria y cómplice, como yo pienso que una mamá debe ser.

El negó con la cabeza. Con lágrimas en los ojos, empezó a cabar en la tierra.

- Maldito Nicolás - exclamó al ver la tierra convertida en barro - ¿justo hoy tenía que regar las plantas el encargado?.

- Así es mejor, Iván, vas a poder hacer un pocito con más facilidad que si la tierra estuviera seca.

Así fue. Después, todavía con lágrimas en sus ojos ( y para mi asombro, también en los míos), tomó el cuerpo del pajarito y lo introdujo suavemente en la bolsita de plástico que yo misma le alcancé.

- Chau, Johnn, siempre te vamos a recordar - susurró bajito antes de echar la tierra sobre la bolsita.

Yo permanecí toda la "ceremonia" en silencio. Una vez que terminó, Iván me sonrió, dulce, plácido.

Y yo entendí. Después de 40 años entendí.

Entendí -vos me enseñaste, Iván - que cuando alguien (o algo) se muere es necesario enterrarlo para que pueda descansar en paz.

Y uno también.
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A todos mis muertos.

A mi papá, con amor y dolor.

Y a Iván, luz y vida de mi vida. En mi vida.
















3 comentarios:

SoydeBoedo dijo...

Un abrazo muy grande, para vos Betina y para ese gran muchachito Ivan, pichon de Hombre que nos enseñan todos los dias a partir de la simpleza de que se trata esto de Vivir sin mentiras ni caretas.
Abrazo, Felizz Navidad y lo mejor para todo lo que venga, en lo personal y ojala tambien a nivel Pais.

SoydeBoedo (alias Miguel o jacintocantalapiedra o drcorazonazulgrana)

Betina Pascar dijo...

Recibimos ese abrazo y esas palabras tan cálidas. Gracias y lo mejor tb para vos y los tuyos. Buen año para todos!
Un beso grande de mi pichoncito y mío.

maría cristina dijo...

Betina, acá estoy. Me invitaste, vine, leí, me emocioné durante todo el relato, casi los ví como en una película, pero el último párrafo que escribiste:..."Entendí -vos me enseñaste, Iván - que cuando alguien (o algo) se muere es necesario enterrarlo para que pueda descansar en paz.

Y uno también."...me llevó a las madres de plaza de mayo y su reclamo de aparición con vida, y su necesidad de darle un lugar de descanso a sus hijos, nueras, familiares para que todos estemos en paz.
Tan necesario el duelo como el entierro. Tenés toda la razón. E Iván también, por supuesto.

Un beso.

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